martes, marzo 14, 2006

Las cosas en su lugar...

A modo de presentación del dialoguito final, quisiera recordar una situación que nos sucedió hace unos 6 meses atrás , volviendo de la casa de unos amigos por la noche.

Como ya relaté en otras oportunidades, los colectivos en Montréal son bastante puntuales, la mayoría de las veces respetan el horario establecido. Esa noche, estábamos esperando que el colectivo partiera desde la primer parada a las 11:30 de la noche. Era una noche algo fresca, y si bien el viaje hasta casa no era muy largo, estábamos cansados y queríamos retornar pronto para poder dormir.

A las 11:30 puntualmente, la chofer del colectivo arrancó y escuchamos un fuertísimo ruido que vino de la parte delantera. El ruido nos sobresaltó, y Ariadna se asustó bastante...

Rápidamente nos dimos cuenta que el ruido había sido provocado porque el espejo retrovisor izquierdo había chocado contra una columna de luz, y se había desprendido por completo.

Ariadna no paraba de preguntar que es lo que había pasado. Una y otra vez le explicamos que era el espejo, que había chocado, que eso fue el ruido, etc...

Pero ella seguía muy preocupada y no paraba de preguntar...

Por supuesto, la chofer nos dijo que no podía hacer el recorrido en esas condiciones, y que debíamos esperar al siguiente colectivo que salía media hora mas tarde. También teniamos otras opciones, caminar dos cuadras laaaaaaargas, para tomar otro línea , o volver caminando unas 15 cuadras...

Decidimos ir a tomar el otro colectivo, pero al llegar a la parada, vimos como se iba uno, nos fijamos en el horario, y el siguiente pasaba unos 40 minutos mas tarde... Por lo que terminamos caminando de vuelta hasta casa, con Ari preguntando una y otra vez que había sido ese ruido, hasta que se durmió a cococho mío...

Desde esa oportunidad, es bastante común que Ari nos haga comentarios del estilo: "Mañana, el colectivo se rompió, pero vamos a tomar otro…" (si si, algunas veces aún se confunde el pasado con el futuro…)

Pasó el tiempo, pensamos que ya había quedado olvidado el tema del espejo roto, hasta que el otro día, viajando en otro colectivo, tuvimos una situación similar...

Esta vez, volviendo a casa por la tarde, fue cuando el colectivo agarró un pozo lo suficientemente grande, como para producir un ruido bastante fuerte debajo nuestro.

En ese momento tuvimos esta conversación:

    - Ari: Uy! Se rompió el espejo!
    - Galia: No, fue un pozo…
    - Ari: (se queda pensando...) Un pozo rompió el espejo?
    - Galia: No, no, el colectivo agarró un pozo que estaba en la calle con la rueda, y por eso escuchamos ese ruido...
    - Ari: (dubitativa) Pero porque los pozos están en la calle?
    - Galia: Y, porque los pozos se van haciendo en la calle…
    - Ari: Pero no pueden estar en la calle!
    - Galia: Por?
    - Ari: (con voz convencida) Se tienen que mover a la vereda!

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